Prefiero ver otra vez Soul Train que ha este pendejo.
Leyendo una columna de crítica televisiva de ayer, se mencionaba como a la gente le gusta vivir en el pasado y no desprendenderse de la nostalgia de haber pasado tiempos mejores que por ahora solo lo cubre un mar de pecimismo.
Lo malo es que el tal Ricaurte, que escribe este artículo hace una comparación despectiva de los programas viejos vigentes que se han mantenido durante décadas como el chavo del 8 y otros que prueban volver a recuperar esa audiencia que tuvieron después de que desaparecieron por un tiempo, asegurando que ese terreno va a ser difícil porque lo que el viento se llevó ya no vuelve.
Pobre imbécil, hijo de puta, por lo menos prefiero observar nuevamente Soul Train que observar a la imbécil de Sharon promocionando su nuevo “éxito” con un pela sable vestido de angel.
Prefiero recordar a Dart Hartman con su cara de loco cantando Instante Replay que a Jorge Luis del Hierro con su zorrada saliendo como arroz con pollo en el programa de Mariela.
Por su parte aunque nunca fue de mi devoción Bernald, no le puedo quitar el mérito de entrevistar de una forma dinámica y jovial y no ser un alcahuete protagonista como Carlos Vera.
Claro, prefiero el pasado de la programación que la actual, pues la telebasura que pulula es como moscas encima de un grano lleno de pus, nada ha avanzado, todo se resume a sensacionalismo puro sin ética.
Pero como toda regla tiene su excepción, el caso de Chispazos es aparte, porque aunque fue el antecesor de todos los programas concursos basuras de ahora, no llega al niveles vulgares extremos solo se queda en un programa de corte bien populista y hasta a veces cómico ridículo.
La moraleja de este artículo es que no todo lo que es viejo es inservible, pues hay cosas que son nuevas y apestan peor que cloaca de la penitenciaría.
Tomen Talk shows basuras.
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