Lo profesores de aquellos tiempos. Parte 2.

Es hora de comenzar la clase

Nada se compara con lo que dijo la vieja de segundo grado, que parecía al chupacabra, la muy hija de puta tenía sus favoritos, ya que algunos pelados hacían tantas huevadas y ella se hacía de la vista corta. Cosa contrario con su servidor, que solamente por romperle la cara a un hijo de puta que quiso hacerse el gracioso comiéndose mi lunch, le encamo a mi vieja que debería irme a ver un psicólogo. Lo gracioso es que hacía dueto con la profesora de primer grado y castigaban a cualquiera que se pusiera al frente de ellas. La técnica de castigo era simple: Los miserables debían arrodillarse en el patio en una tabloide de piedra chispa para luego repetir como idiota cien veces: “debo respetar a mis superiores”.

En un tiempo la Sra. Amanda, una vieja que se creía inspectora con la huevada de promover la compra del lunch escolar impartía a su vez disciplina. Le encantaba ver si los diarios escolares se habían firmado, pobre de aquel pendejo que no cumpliera con este requisito…porque era graciosa ver a una señora toda sofisticada de esas que usan trajes de noche en el día propinar con un cabo un golpe en las manos y luego en los glúteos.

A mediados de sexto grado: No se que habrá pasado pero el profesor cambió su manera de ser tratando de una forma cortes a los alumnos, así pasó hasta la graduación de primaria.

En conclusión no me puedo quejar de la educación porque fue excelente, en cuanto a la disciplina pudo haber sido un poco dura pero como se dice si no enderezas el árbol desde pequeño después va a ser jodido. En esos tiempos no se escuchaba esa huevada de que el niño va ser traumatizado por esta disciplina.

Ahora comprendo que en aquel entonces había violencia pero no como la de ahora en donde con la excusa de que algunos padres nacieron sin bolas no se pueda disciplinar de una forma adecuada a un niño

Y tus profesores te disciplinaron de una forma estricta o fueron de aquellos que no tenían la suficiente valentía para lidiar con un montón de pelados…

No tengo culpa de que tu viejo no tenga las bolas para castigarte.